El aire estaba completamente quieto.
Aunque la nueva niña de Abadón acababa de nacer, él ya estaba contemplando la muy real posibilidad de que iba a morir antes de que ella aprendiera a conducir.
—¿Por qué suena así? —Valerie levantó una ceja.
—N-No tengo idea —empezó Abadón.
—Nuestro esposo pensó que sería buena idea dejar que el hijo de Nyx luchara contra Satán. —Erica chismorreó.
—¿¡QUÉ!?
—¡No pensé que fuera una buena idea! Él quería hacerlo por su cuenta! —Abadón aclaró.
Otra serie de golpes sacudieron la puerta del dormitorio y la familia decidió que era mejor abrirla por sí mismos antes de que la Diosa de la Noche simplemente la derribara.
Cuando Abadón abrió la puerta, encontró a Nyx sola en un oscuro pasillo.
El pasillo no debería haber estado oscuro, ella estaba simplemente absorbiendo cada partícula de luz a su alrededor como un hermoso agujero negro de ira.