Un poco diferente...

Abadón y Erica eran como fuego y más fuego. Discutían más porque eran los más parecidos. Pero era difícil determinar si discutían porque disfrutaban de la chanza o simplemente porque disfrutaban frustrándose mutuamente. Probablemente lo último. Pero su pasión el uno por el otro era inconfundiblemente mayor que cualquier otra fuerza en la tierra. Porque Abadón había rechazado los avances de Erica al principio, ella se esmeraba en seducirlo y emocionarlo todos los días. Casi como para decir: «¿Puedes creer que casi te negaste a todo esto?» Abadón conocía a Erica como la palma de su mano. Se comportaba exactamente como él lo haría en la mayoría de situaciones. Por eso, podía decir con un 100% de certeza que ella lo iba a matar cuando esto terminara.