Quedarse con parientes

Abadón todavía no estaba completamente convencido de que su hermana estuviera bien.

Incluso después de que hubieran dejado la cima de la montaña, Malenia seguía callada.

Ambos hermanos la observaban de cerca mientras se alejaban, como si buscaran el momento perfecto para preguntarle cómo estaba arriba.

Después de teletransportarse desde la cima de la montaña, el grupo apareció fuera de una gran casa con rejas.

En lugar de estar desorientado por el cambio repentino de paisaje como todos los demás, Emmanuel estaba más sorprendido por el hecho de que acababan de aparecer en su entrada sin recibir indicaciones.

—Será una larga excursión si permites que cada pequeña cosa te sorprenda, Emmanuel —dijo Abadón de repente—. Sé más sobre ti de lo que tú sabes sobre ti mismo.

Emmanuel asintió pensativo mientras ajustaba sus gafas.

—T-Tendrás que perdonarme, mi señor. Nunca antes había conocido a un dios, así que creo que me llevará un momento ponerme al día.