Tumbados sobre una cama de espuma suave había un bonito juego de dagas, las hojas de un blanco cremoso. Era evidente a primera vista que estaban hechas de hueso.
—El Sr. Magnus tuvo la amabilidad de explicar que los monstruos que llegaron a nuestro mundo eran un gran recurso y que no deberíamos rehuir su uso. Tomó un poco de aprendizaje usar este material especial, pero nuestros ingenieros pudieron obtener resultados.
Al sacar las dagas, que evidentemente estaban hechas de grandes caninos, Jack se las entregó a su esposa, quien las agarró antes de hacerlas girar con mano experta, comprobando su equilibrio y peso.
—Hmm. Estas servirán —afirmó, agarrando las fundas que Jack le entregaba y guardando las hojas.
Al cerrar la caja, luego señaló cada caja, diciéndoles a sus nuevos propietarios cuál era la suya.
Clark sacó un juego de nudillos de hueso, que parecían estar hechos con patas de rata reales, las garras pulidas y afiladas.