—Alex no solo estaba reacio a permitir que la descendencia divina controlara su cuerpo —temía el resultado.
—Ya estaban metidos en este lío porque la parte demoníaca de él había tomado el control. ¿Qué pasaría si Geminae lo hiciera?
—¿Comenzaría a jugar con los humanos porque eran, como él decía, indignos de vivir?
—Geminae podía escuchar su proceso de pensamiento y lo entendía.
—Después de todo, no hacía mucho tiempo, había amenazado con consumir al hombre y terminar con la vida de los humanos, ya que no eran dignos de este regalo que Psyche les había dado.
—Escucha, Alexander. Sé cómo te sientes —Geminae empezó su argumento—. Pero solo controlaré el cuerpo. No te apartaré de tus sentidos; puedes retomar el control cuando lo desees. Pero necesito hacer esto si quieres que lo salve. ¿Puedes confiar en mí?
—¡De ninguna manera! —exclamó Alex en respuesta—. Ustedes han sido lo peor que me ha pasado en toda mi vida. ¡Y eso dice mucho, considerando la mierda de vida que tuve!