Sobrecarga sensorial

Al mirar a los ojos de León, no pudo ver el mismo hambre por la fruta que tenían los demás y se preguntó por qué. Era extraño que cualquier criatura le diera la espalda a una oportunidad de crecer más allá de sus limitaciones.

—Puedo oír los engranajes girar en tu cabeza, Rey Astaroth —dijo León—. La fruta no me tienta porque no me es de utilidad. Creo que alcanzar el grado Mítico desde uno ya fue más allá de lo que esta fruta debería hacer.

—Dudo que comerme otra me hiciera algún bien. Por lo tanto, no tiene poder sobre mi mente. Aunque, huele bien y haría un batido estupendo, juzgando solo por el olor, je je —bromeó León.

Astaroth soltó una carcajada, comprendiendo la lógica detrás de sus palabras.

Tenía sentido que una criatura que estuviera solo un grado por debajo de ser un dios no obtuviera mucho de algo que no fuera de naturaleza divina. Pero la última parte de su declaración le hizo sentir curiosidad.