Durante todo este incidente, el Oráculo se aseguró de que una cámara quedara intacta, para que pudiera grabar todo el incidente y transmitirlo en vivo, para que todos pudieran verlo.
También se aseguraron de que la cámara pivotara hacia cada mensaje, para capturarlos, para que todo el público pudiera leerlos también.
Alex estaba en su sofá, mirando el caos que había estallado antes de que estallara en risas.
Su teléfono vibró en su oído y contestó la llamada, poniéndola en altavoz.
—¿Dónde estábamos? —la voz de Catalina sonó por el altavoz.
—¡Catalina, estás loca! ¡Jajajajajaja! ¡Eso fue increíble! Oh, hombre, ¡la cara que puso! Pagaría por ver esto otra vez —gritó Alex, sujetándose el estómago mientras reía.
—Tengo la grabación si tienes el dinero. Pero esa no es la razón por la que te devolví la llamada —dijo Catalina, con un dejo de orgullo en su voz.