A medida que Kary desembarcaba del avión, rápidamente localizó el pequeño vehículo de transporte médico, que había estado esperando por ellos en el hangar.
Dos hombres chinos esperaban fuera de él, uno de ellos aparentemente en sus cuarenta avanzados, con un cigarrillo en la boca, mientras que el más joven, que no podía tener más de veinticinco años, miraba hacia su izquierda con curiosidad.
Cuando Kary siguió su mirada, vio lo que él estaba mirando y frunció el ceño.
—Si uno de ellos es Rì-Chū, ¿entonces quién es el otro? —murmuró para sí misma.
Se apresuró hacia el transporte médico, sus pasos rápidos y decididos, y les hizo una pequeña reverencia, sacando a relucir su torpe saludo en chino.
—Nĩ hão. ¿Habla alguno de ustedes inglés? Mi chino no va más allá de un saludo y un gracias... —preguntó, con cara suplicante.
Los dos hombres la miraron confundidos, claramente sin entender sus palabras.
El más joven dio un paso adelante.