Marchando hacia el peligro

El ceño fruncido de Liu Yan se acentuó con su declaración.

—Todos estamos en riesgo aquí. ¿Cómo puedes decir que no confiamos el uno en el otro y después dividirnos en grupitos de mierda? —estalló Liu Yan.

—Porque ella nos está acostumbrando entre nosotros, cabeza hueca —intervino David.

Liu Yan lo miró fijamente pero se mantuvo callado.

—Para ser un jugador profesional, seguro que eres lento para captar las cosas, Señor Portatormentas —se burló David.

—Eh, cuidado, monstruo de los muertos —gruñó Liu Yan contra él.

—Basta —ladró Alex.

—Es exactamente por eso que nos separó en parejas, Yan. La mayoría de nosotros apenas nos conocemos aquí. Y a pesar de ese hecho, estamos metidos hasta el codo en una mazmorra, con nuestras vidas en juego. ¿No te das cuenta de que la confianza es lo único que nos separa de perder a alguien? Sabiendo esto, ¿no querrías confiar en la persona que te cubre las espaldas? —dijo Alex, poniéndose delante de él.

Liu Yan lo miró, frunciendo el ceño.