Dándole una bofetada para que entre en razón

La bofetada resonó en toda la habitación, incluso entre el bullicio de la batalla, y tomó a todos por sorpresa.

—¡Pon tus mierdas en orden, Yan! ¿Estás intentando que maten a otros? —espetó Alex, agarrando la mandíbula de Liu Yan con su mano izquierda y señalando a Cory con la derecha.

—Tienes al niño que agradecer por estar vivo de nuevo, pero más te vale que aclares tu mente, o lo próximo que te matará seré yo. ¿Entendido? —ladró, haciendo que los ojos del joven se agrandaran.

—Yo… Yo… ¿Qué está pasando? —preguntó Liu Yan, confundido.

—¡No importa ahora mismo! ¡Regresa a la formación! —gruñó Alex antes de soltarlo y correr hacia el dragonkin que se suponía que estaba conteniendo.

Solo podía esperar haber sacudido el miedo de la mente de Liu Yan y que el hombre lo escuchara. No podían permitirse otro golpe a su moral.