El pergamino era pesado, mucho más pesado que el que obtuvo de Pereza. También era un poco más grande, parecía hecho de metal y no de papel.
El pergamino tenía al menos la longitud de su brazo, con un grosor de medio metro. La superficie exterior estaba cubierta de numerosos dibujos y escrituras finas, pareciendo como si estuvieran grabados en él.
Guillermo no podía discernir qué representaban estos dibujos y tampoco podía abrirlo. Intentó desplegarlo normalmente pero falló, intentó forzar su apertura y tampoco funcionó.
*Knock!* *Knock!*
Incluso lo sostuvo como un palo y golpeó el suelo con él, pero tampoco funcionó. —¿Cómo se puede abrir? —William estaba ansioso por leer su contenido, pero no tenía ninguna pista sobre cómo hacerlo.
Sintió que Angélica sabía el modo correcto de abrirlo, pero nunca planeó compartir este descubrimiento con ella. Él sabía que este era el Pergamino Negro del que ella hablaba. Y como había encontrado uno, tenía grandes esperanzas de encontrar más.