El Rey te está esperando

—Escucha, esta vez consideraré esto solo como un error no intencionado de tu parte. Pero la próxima vez, te juro que no te dejaré vivir —antes de que William pudiera acercarse lo suficiente, el anciano desapareció. El masivo cuerpo del rinoceronte desapareció como si fuera una burbuja de jabón que una aguja o algo así hubiera reventado.

—¿Entonces para qué vino aquí? —Karoline se sentía confundida, lo mismo que Lina.

—¿Estás bien? —William no explicó nada, solo preguntó sin desviar sus ojos del lugar donde el rinoceronte desapareció.

—Estamos bien, pero...

—El dolor de cabeza desaparecerá en una semana —dijo William como si supiera lo que les pasaba a ambas.

—¿¡Cómo sabías eso?!! —Karoline estaba sorprendida ya que ya sentía un intenso dolor de cabeza.

—Resiste —William no explicó cómo sabía eso—. Vamos. Ese bastardo no vendrá de nuevo.