William intentó y falló en sentir algo especial o nuevo sobre su poder. Todo en lo que podía pensar era que los tres espíritus estaban en la fase inicial de la fusión. Y eso era tanto una mala como una buena noticia.
Era bueno que el riesgo de choque entre los tres espíritus desapareciera, pero era malo que al final no ganara nada extra. Suspiró, antes de guardar ese cristal, y pensó en todo lo que había experimentado en la última aventura.
—Ese maestro misterioso... Parece interesado en mí... —William conocía lo excéntricos que eran los maestros del mundo exterior. A partir de las últimas palabras que dijo ese maestro, estaba seguro de que había captado la atención de ese maestro —aunque ya tengo un maestro, ¿qué hará al respecto? —sonrió maliciosamente, antes de pensar en otra cosa.