Con tan solo un breve vistazo entre los dos, el rey entendió lo que Pereza quería, no dijo nada y se marchó.
Conocía todo acerca de la reputación de este maestro; después de todo, era uno de los tres más poderosos de todo el mundo. Pero también sabía que era una buena persona, y no del tipo que hace cosas precipitadas por impulso.
Lo peor que podría hacer sería insultar a William usando palabras crueles y duras, sin usar ninguna fuerza o poder en el proceso. Y por eso él y otros maestros no estaban tan preocupados por William.
Todos estaban en lo correcto sobre todo, pero había algo más que ellos no sabían. Ese maestro ya había permanecido al margen todo el tiempo, observando cómo William actuaba y se comportaba desde los primeros momentos de esta guerra, incluso antes de que la guerra comenzara.