Para William, se sentía como si el espíritu dorado estuviera tratando con todas sus fuerzas de controlar las cosas ahí afuera, intentando recuperar el control sobre la desorganizada tormenta de ataque fuera. Y sin embargo, resultó ser inútil hacer esto.
*Retumbo!*
Todo el lugar resonó con un retumbo ensordecedor primero, luego la pantalla mostró cuatro siluetas oscuras apareciendo de la caótica tormenta. Se sintió como si algo presionara sobre la tormenta, empujándola hacia afuera, despejando todo. Y allí William y el espíritu dorado vieron a los cuatro enemigos de pie, liberados de cualquier ataque atrapante.
—Están fuera —murmuró lentamente William.
—Estamos condenados —añadió el espíritu dorado.
Los cuatro espíritus que intentaron contener durante las últimas horas estaban ahora libres.
—Al menos están heridos —William pudo ver que tenían muchas heridas, incluso el espíritu de buey tenía uno de sus brazos cortado.