La fría y pesada atmósfera en la cámara del palacio real se espesó con tensión, el aire parecía latir con anticipación mientras Lysandra irrumpía en ella, sus pasos agudos y deliberados.
En el momento en que cruzó el umbral, Drakar se volteó con un movimiento lento y deliberado, su rostro torciéndose en una mezcla de incredulidad y furia desbocada.
—Tú... —la voz de Drakar era baja pero llena de sorpresa y furia. Sus ojos se estrecharon mientras miraba el puñal en la mano de Lysandra, su filo reluciente captando el parpadeo del fuego de la antorcha—. ¿Qué significa esto? ¿Qué hacéis aquí con ese puñal en la mano?