—Estamos aquí —con Vlrvadh esperándolo en uno de los estrechos corredores que forman Ecalos, no tardaron en llegar a Dnal de Nigiro, haciendo que Valyr se enfrentara una vez más con los Abandonados.
Sin embargo, a diferencia de antes, donde lo miraban con curiosidad o ligero desdén, casi cada ser ahí lo miraba con asombro mientras él y Vlrvadh se dirigían hacia donde Ryvrthe se encontraba.
«¿Quién sabía que los efectos de la búsqueda de Ryvrthe serían tan pronunciados?», pensó Valyr para sí mismo, notando que la mirada de algunos de los Abandonados ya había ido más allá del mero asombro, dándole la sensación de que lo estaban idolatrando de alguna manera.
Aunque estaba curioso por saber qué tan lejos había llegado su reputación, ya que su reputación tanto en Ecalos como en Dnal de Nigiro estaba al máximo, Valyr guardó el pensamiento para otro momento mientras él y Vlrvadh llegaban frente al lugar de Ryvrthe.