Rui no temía que las hormigas avistadas regresaran e informaran a la reina hormiga. Las hormigas no poseían un sistema tan sofisticado. Observó que, a pesar de haberse monstrificado y crecido en tamaño, no habían ganado mucho, si es que ganaban algo de inteligencia, en absoluto.
—Derecha... Izquierda... Recto —murmuró Rui mientras avanzaban a toda velocidad a través de los contorsionados túneles de la Mazmorra Shionel.
Rui no podía evitar suspirar por la tendencia de las hormigas a construir un laberinto vertiginoso en lugar de simplemente hacer caminos rectos desde el exterior hasta el núcleo. Eso haría su trabajo mucho más fácil y reduciría los riesgos bastante.