—La brisa del océano es buena —suspiró Rui mientras cerraba los ojos—. Bastante calmante y relajante.
Sin embargo, no era suficiente para calmar sus emociones. Abandonar a su familia había sido una de las cosas más dolorosas por las que había pasado. Preferiría someterse al dolor del avance en la Evolución del Escudero otras mil veces si tuviera la opción. Pero, no la tenía.
Sabía que no los estaba abandonando verdaderamente en espíritu. Se había esforzado mucho para asegurarse de que no sufrieran daños como resultado de sus fracasos. Sin embargo, sabía que no era lo que ellos sentirían. Sabía que en los años venideros, se preguntarían por qué Rui no había regresado a casa.
Solo pensar en ello le dolía el alma.