Los siguientes días fueron relativamente tranquilos para Max.
Pasó algunas noches apasionadas con sus esposas, dándoles toda la acción que habían extrañado durante una década y escuchó cualquier solicitud que ellas tenían.
Intentó compensar al máximo su ausencia y se esforzó muchísimo para hacerlas reír y olvidar los dolores pasados.
Les habló de sus planes futuros de la forma más gentil posible y les aseguró que aunque él estaba ascendiendo, su partida del universo controlado no significaba un adiós para siempre.
Max estaba seguro en su mente de que después de derrotar al guerrero perfecto encontraría la forma de regresar al universo controlado y que esta vez sería definitivamente para vivir un felices para siempre.
Incluso si tenía que enfrentar una terrible Repercusión Kármica, estaba decidido a regresar, aunque fuera con el 10% de su fuerza total.
También prometió a sus esposas que esta sería la última misión y que después de esto no perseguiría más grandes alturas.