—Imposible —murmuró la princesa, sus ojos se abrieron de par en par al ver cómo los fragmentos oscuros comenzaban a reunirse para tomar la forma de titanes, tal como antes.
Era como si no hubiera logrado hacerles ni el más mínimo daño. Su número tampoco había disminuido.
—Qué seres tan extraños... Supongo que tendré que destruirlos como es debido... —La princesa levantó su mano derecha, la esencia mágica comenzó a reunirse en la punta de sus dedos.
De vuelta en la sala del trono, Karyk mantuvo su mirada tranquila sobre la imponente figura frente a él.
La presencia del Rey Titán era sofocante, pero él no sentía nada. Su naturaleza de No-muerto lo protegía del aura abrumadora que habría aplastado a cualquier ser viviente.
—Antes de enviarte al más allá, ¿quieres decirme quién eres? —La voz del rey retumbó, haciendo eco en las grandes paredes. Dio un paso adelante, su enorme figura hacía temblar el suelo.