María sonrió al mayordomo.
—Sabes que eso no es lo peor que se le ha ocurrido desde que se fue de casa. Juro que su talento para acceder a la tecnología la llevó a las partes equivocadas de la Red de Datos antes de que estuviera lista, y su mente salió un poco distorsionada. Es una buena chica, pero es demasiado creativa cuando se trata de castigos.
—Ya sabes, estoy parada justo aquí, ¿verdad? —señaló Nico.
—Oh, sí, cariño. Solo pensé que necesitabas otro recordatorio ya que no estoy segura de que Max recuerde hacerlo en mi nombre —respondió María dulcemente.
—Por supuesto que lo hace. Elimina la opción divertida primero cada vez, y luego elegimos de lo que queda —refunfuñó Nico.