La mirada que Nico le dirigía a Max era desgarradoramente dulce, suplicándole que aceptara lo que estaba a punto de pedir. Era tan encantador que incluso la Cazadora sabía que algo tramaba antes de que el pequeño cyborg siquiera pronunciara una palabra.
—Comandante Max, Cariño, Mejor Amigo, Hermano de Batalla por la vida, no supondrás que podrías hacerme un pequeño favorcito —suplicó.
—¿Quieres salir y buscar pelea con el campeón del campamento más cercano, verdad? —preguntó Max, ya sabiendo lo que ella iba a pedir.
—Lo juro, es solo una pequeña pelea, y luego podemos regresar inmediatamente —suplicó, trepándose en su regazo para hacerle ojitos.
La Cazadora Khan estalló de risa ante sus travesuras mientras esperaba ver cómo iba a manejar Max a su compañera obsesionada con la batalla esta vez.