Esa frase lo cambió todo. La Anomalía estaba cerrada. Simplemente había desaparecido sin señales de que se fuera a reabrir, y con ello se fue toda la razón de ser de este planeta fortificado.
Claro, podrían argumentar que había una posibilidad de que reapareciera ya que ninguno de ellos entendía cómo había desaparecido, pero eso solo les daría algo de tiempo antes de que el gobierno empezara a hacer preguntas serias sobre la situación y qué iban a hacer en el futuro.
Los Cazadores estaban mucho menos preocupados. Se habían inscrito para custodiar la entrada a la Anomalía y asegurarse de que nada la atravesara y amenazara a la Alianza. Habían realizado ese trabajo a la perfección y ahora que ya no había entrada, consideraban que su contrato estaba completamente cumplido.