Max se acercó sigilosamente a un recluta infortunado, todavía visiblemente nervioso incluso sin leer su mente, y le metió un disparo de ión en la espalda antes de seguir adelante.
Las tropas de élite se habían vuelto cada vez más difíciles de encontrar, ya que habían llegado primero, y ahora todo lo que quedaba era que el equipo limpiara a los rezagados.
Muchos de ellos estaban completamente perdidos en el bosque, sin ningún tipo de ayuda para la navegación, solo con armadura potenciada básica y, en el mejor de los casos, con algunas armas de segunda mano.
Muchos de los que se encontraba ni siquiera llevaban la armadura adecuada. Vestían chaquetas antifragmentación y portaplacas como la peor equipada infantería de Kepler.
La falta de armadura y mutaciones reveló el momento más impactante de su viaje. Muchos de ellos parecían ser humanos. Parecían era la palabra clave, porque cuando analizó su sangre, no tenían nada en común con su especie excepto su apariencia.