—Los Demonios no iban a permitir que Max aprovechara su buena suerte. Antes de que la gigantesca mole del último demonio se evaporara, otros dos grandes Demonios Rojos, cada uno tan alto como un Mecha Pesado, de casi quince metros de altura, trabajaban juntos para agobiarlo.
Max se deslizó hacia la derecha y golpeó con fuerza el costado de un Demonio, forzándolo hacia su compañero y permitiéndole tenerlos ambos frente a él por un momento. Entonces los Conductores de Masa Ligera entraron en acción, lloviendo proyectiles hipersónicos sobre ellos.
Pero los Demonios conocían el truco, y tan rápido como Max podía ajustarse, ellos giraban lejos de su trayectoria prevista. Tenían que estar usando algún truco. Con su Función del Sistema, ni siquiera tenía que pensar en el apuntado. Ya estaba en su pantalla, junto con un patrón de movimiento predicho que rara vez fallaba.