Max esperaba pacientemente en la sala de interrogatorios mientras los dos oficiales superiores discutían con urgencia lo que estaba sucediendo y cómo iban a hacer que desapareciera sin empezar un problema aún mayor.
—¿Por qué no le decimos simplemente que fue un intento de jugada de poder político y le pedimos que nos entienda? Parecía bastante razonable y divertido por la situación. Incluso le entregó al oficial arrestador su dispositivo de almacenamiento porque era más fácil que darle todas las armas dentro de forma individual —sugería el Supervisor.
—De acuerdo, podemos intentar hablar directamente con él, pero si esto sale mal, entiende que te responsabilizaré personalmente —aceptó el Funcionario del Gobierno.
—¿Qué hay de nuevo? —murmuró el supervisor mientras se levantaba para trabajar en su discurso tratando de conseguir que Max perdone y olvide todo este incidente.
Pero, ¿cómo iba siquiera a empezar?