—Jadeos… Jadeos… Jadeos…
Aurora jadeaba en busca de aire mientras intentaba caminar más allá de la barrera invisible que le impedía avanzar.
Sin embargo, por más que lo intentara, era incapaz de dar otro paso.
Lux, que se encontraba al otro lado de la pared, frunció el ceño porque, además de la barrera, también podía ver cadenas invisibles que ataban el cuerpo de Aurora, impidiéndole salir de las profundidades del Sanctasanctórum Interior.
Las cadenas y la barrera eran un método infalible para mantener a la joven retenida y evitar que escapara.
Mientras él y los demás no tenían dificultad para entrar y salir de la barrera invisible, Aurora no podía hacer lo mismo.
—Ya es suficiente, Aurora —dijo Lux mientras ponía la mano sobre su hombro—. Le preguntaré a mis amigos si conocen alguna forma de permitirte pasar a través de esta barrera.
—Jadeos... Vale —Aurora asintió mientras se sentaba en el suelo para recuperar el aliento.