Un día transcurrió pacíficamente en la Aldea Musgo.
Ninguno de los Elfos se atrevió a decir una palabra sobre el Medio Elfo que actualmente vivía en la casa de Adeline.
Temían ofender al Dracoliche que podía matarlos a todos con un estornudo.
Por eso, toleraban la existencia de Lux.
Aunque pensaran cualquier cosa de él, guardaban esto dentro de sus corazones y no decían nada en voz alta, sabiendo lo que podría suceder si alguien los escuchaba.
Al segundo día, Lux preguntó a Adeline si podía acompañarlo al Reino de Fynn.
Cuando la hermosa Elfa oyó sobre la intención de Lux de visitar el Reino donde ella tenía muchos recuerdos felices, pero también dolorosos, no supo qué decir.
La verdad es que tenía miedo de volver puesto que el Rey actual aún podría querer capturarla.
Sin embargo, después de que Lux le aseguró que todo estaría bien, Adeline decidió confiar en él.