—Cuando Adeline abrió los ojos, se encontró mirando el familiar techo de su habitación.
—Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que no era la única tumbada en su cama.
—Dormida a su lado había una joven cuya belleza superaba a la suya.
—Aurora dormía en paz, abrazando a Adeline. La Elfa no pudo evitar admirar a esta joven, quien era capaz de encantar a chicos y chicas por igual.
—Mirando por la ventana, notó que el cielo todavía estaba oscuro y que el amanecer aún estaba a unas horas de distancia.
—Todavía sentía sueño, y el calor de Aurora la hacía sentir muy cómoda. Adeline había estado sola durante casi dos décadas después de la muerte de su hijo.
—Aunque sus padres querían que viviera con ellos en la Capital Élfica, insistió en vivir por su cuenta y permaneció en Aldea Musgo.
—Pasaba sus días cuidando de los niños del orfanato que habían perdido a sus padres después de que murieran o desaparecieran en Elíseo.