Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses.
Antes de que Lux se diera cuenta, había pasado medio año desde que comenzó el rodaje.
Al principio, estaba muy preocupado por la diferencia de tiempo entre la Tierra, Solais y Elíseo.
Creía que después de pasar unos meses en la Tierra, ya habrían pasado varios años en Solais y Elíseo.
Afortunadamente, el día que firmó el contrato, docenas de esos ojos dorados brillantes aparecieron dentro de su habitación.
—Mientras me entretengas y esté satisfecho con tu actuación, no tienes que preocuparte por la diferencia en la dilatación del tiempo. Así que asegúrate de hacerlo lo mejor posible o si no...
Aunque Lux todavía dudaba, no tenía más opción que creer en las palabras de ese ser.
Ya que de todas formas no podía volver por su cuenta, decidió quedarse y ayudar a Luna a que su primera película fuera un éxito.
Lux no era un actor.