A veces, la gente necesita un poco de azúcar en su vida

En algún lugar de los Planos Abisales...

Daniel frunció el ceño después de no poder contactar a los subordinados que había asignado a la Decimocuarta Capa del Abismo.

Si no fuera porque en ese momento estaba haciendo algo importante, habría ido allí personalmente para comprobar qué había sucedido.

—Marchosias, ven —ordenó Daniel.

Un Lobo Negro de dos metros de altura con alas de Grifo y cola de serpiente apareció frente a Daniel.

—Lleva tu Legión contigo y ve a la Decimocuarta Capa —comandó Daniel—. Reagrupa con las personas que asigné para vigilar el portal. Si no los ves por ningún lado, envía a alguien para que me informe lo antes posible. ¿Me he explicado bien?

—Sí, Mi Señor —respondió Marchosias—. Iré como usted manda.

El Semidiós luego dejó el Altar Sacrificial y reunió a sus tropas que estaban bajo su mando.

Por mucho que odiaba a Daniel por haberlo subyugado a la fuerza, no tenía más remedio que seguir sus órdenes.

Tal era el destino de los derrotados.