Pasó una semana antes de que La Alianza llegara a las Regiones Occidentales de Elíseo.
La devastación que habían visto hizo que incluso los Guerreros más veteranos palidecieran.
Innumerables Reinos e Imperios habían sido arrasados hasta los cimientos.
Su rica historia, desaparecida.
Sus dignidades, pisoteadas.
Aquellos que pasaban por estos lugares no sabían qué había sucedido con su gente.
No había un solo cadáver que pudiera verse tendido en el suelo.
—Quizás se los hayan comido —murmuró uno de los Nacidos del Dragón.
Su declaración no era descabellada porque las Criaturas Abismales técnicamente eran Monstruos y Demonios. Comían la carne de otros Demonios, así que comer la carne de Humanos, y otras razas de Elíseo era normal para ellos.
—Si se los comieron, entonces mejor —comentó un Familia Bestia—. Pero, si no fue así, no puedo ni pensar en el destino que les sobrevino.