La noche pasó sin incidentes mientras ambas partes descansaban para el choque inevitable que estaba destinado a ocurrir una vez que el sol saliera por el Este.
Este desarrollo dejó inquietos a los líderes de las diferentes facciones.
Se habían preparado para un ataque sorpresa durante la noche, pero los Señores Abismales no hicieron tal cosa.
—¿Qué opinas? —preguntó el Rey Azza a Keoza, quien miraba hacia el Oeste donde estaba la Fortaleza Abismal.
—Solo puedo pensar en tres cosas —respondió Keoza.
—¿Tres cosas? —el Rey Azza arqueó una ceja.
Keoza asintió. —La primera razón por la que no atacaron es porque podrían estar muy seguros de que, hagamos lo que hagamos, no podremos superar sus defensas.
—La segunda razón es porque, al igual que nosotros, podrían estar analizando la fuerza de su oponente mientras buscan debilidades.
—Y por último, pero no menos importante, podrían simplemente estar ganando tiempo.
El Rey Azza frunció el ceño al escuchar la tercera razón.