Uno con la Lanza

—¿Nial puede manejar la lanza? —La Emperatriz estaba asombrada cuando escuchó la noticia.

Ignoró el hecho de que el sirviente mencionó un escalofrío inquietantemente frío y una oscuridad ilusoria que emanaba de Nial, solo para concentrarse en el punto que más le importaba.

—...¿Manejar la lanza? Él es uno con la lanza... o eso dijeron —dijo el sirviente, olvidando las formalidades por un momento.

A la Emperatriz no le gustaban las formalidades. Así que, siempre y cuando no estuviesen en el salón real donde ella estaría sentada en el trono, preferiría ser considerada la madre de Nial. El título de 'madre' la hacía más feliz que ser la Emperatriz. Había sido la gobernante del Vacío Empíreo de Lacardia el tiempo suficiente como para perder la sensación de emoción que le recorría el cuerpo entero cuando se trataba de gobernar el imperio.