El campo de batalla estaba desbordado de caos y desesperación.
La tensión en todo el campo de batalla aumentaba, y también el miedo que corría por el ser entero de los perpetradores.
La adrenalina permeaba el aire, mezclándose con el polvo del humo y los distantes rugidos de explosiones.
Aparte de un montón de edificios residenciales, todo lo demás en la meseta había sido destruido, marcado con trincheras, cráteres, escombros y las secuelas de ataques elementales.
El sonido de millones de agujas de oscuridad silbando por el cielo resonaba a través del campo de batalla, destacado por los gritos de los heridos y moribundos.
En cuanto a Nial, levitaba alto en el aire sobre el centro del Refugio Orión, lanzando un lote tras otro de agujas de oscuridad.
Convertía la energía adquirida a través de su Divinidad Maldita y su habilidad Divino Maldito, Devorar, para compensar el alto consumo de energía oscura reforzada.