Bonos

El Dragón Diluviano miró a Nial. Sus ojos lechosos y sin vida parecían desenfocados en dirección a Goldy, indiferentes ante la intensa tensión en el mar subterráneo.

Goldy no tenía recuerdos como Nial. No conocía a Nial y tampoco había visto a un Creadoriano.

Solo había oído hablar de los Creadorianos por otros monstruos altamente inteligentes y sabía que no eran exactamente poderosos, pero poseían la habilidad de potenciar el potencial innato de un Monstruo al vincularlos a su Espacio del Alma.

Pero el Creadoriano frente a él estaba lejos de ser débil. ¡Era el ser más fuerte con el que Goldy se había encontrado hasta ahora!

—No te haré daño, no te preocupes. Al contrario, quiero ayudarte a evolucionar a un Dragón Dorado Verdadero —dijo Nial, con voz tranquila y compuesta.

Una sensación de nostalgia se extendió por todo su ser y no pudo esconder su sonrisa por más tiempo.