Después de haber digerido la Manzana de Vigoran, comenzó la próxima batalla.
—Diez minutos deberían ser suficientes. ¡Puedo mantener mi máximo poder de combate durante ese tiempo, sin problema! —pensó Nial, de pie frente a Elya Necandril.
El Asura llevaba una túnica ligera y sostenía una varita con diversas gemas incrustadas en ella. Visualizar dichas gemas era suficiente para entender que eran Gemas de Esencia Elemental de la más alta calidad.
Las Gemas de Esencia Elemental facilitaban el control de los elementos correspondientes y aumentaban su potencia de fuego.
Con eso, era obvio que Elya Necandril se tomaba en serio a Nial.
No había ningún Cristal de Esencia de Sangre, pero aparte de eso, los elementos básicos e intermedios estaban incrustados en la varita en forma de las Gemas de Esencia. Nial ni siquiera quería saber el costo de fabricar una varita así... sin duda era deprimente.