Cazar

Desde el momento en que Lex llegó a este planeta había estado sufriendo diversas temperaturas extremas. Como si eso no fuera suficiente, las temperaturas tenían un elemento espiritual, de modo que incluso Lex no podía evitar ser afectado. Desde el frío extremo en la superficie hasta el calor hirviente dentro de la sala del dragón, lo había soportado todo sin muchas quejas. Después de todo, ¿de qué había que quejarse por estar demasiado caliente o frío? Había pasado toda su vida como mortal regulando temperaturas.

Pero había algunos extremos que incluso él no podía tolerar. En el momento en que sacó la araña, como si hubiera quitado un tapón que detenía un drenaje, la lava fundida comenzó a caer del agujero dejado detrás. Flotando en el aire, sin nada a qué aferrarse, Lex no pudo evitar ser salpicado por la inusual lava de color grisáceo.