¡Nada funciona!

—¡El sabor es absolutamente horrendo! —Lex gritó mientras golpeaba la mesa con su puño.

—¡Es divino! —rugió de vuelta una bestia en forma de gacela, pero con alas marrones plegadas en su espalda.

—Esto es completamente no comestible. ¡No puedo añadir esto al menú!

—¡LO AÑADIRÁS al menú! —dijo la gacela agresivamente, mirando a Lex como si hubiera cometido un crimen contra la humanidad. ¡No, eh, un crimen contra la gazelidad? ¿Contra la nación de las gacelas? ¿Contra todas las bestias tipo gacela? Fuera lo que fuera, definitivamente era un crimen.

—Es mi restaurante, ¡haré lo que quiera! —dijo Lex—. Definitivamente este no es un plato que se pueda servir a los invitados. —Por supuesto, no había nada en el plato frente a él ya que se había comido todo, así que sobre qué plato estaba hablando era incierto.