—¿Qué demonios está pasando? —repitió Lex, mientras miraba hacia la imponente figura. A diferencia de los elfos algo débiles que trabajaban en esta sala, esta figura irradiaba un poderoso aura incluso sin revelar su cultivo.
Tenía una apariencia élfica, lo que significaba que tenía dos piernas sobre las que se mantenía de pie, y dos brazos, así como un torso y una cabeza. Pero ahí terminaban las similitudes. En lugar de cuero o piel, la criatura tenía escamas grises oscuras que casi parecían estar hechas de piedra. Una cola larga y delgada se extendía desde la base de su espalda, barriendo el suelo detrás de él. Tenía dos cuernos que sobresalían de su frente, pero a diferencia de muchos animales que Lex había visto en la Tierra donde los cuernos eran afilados y puntiagudos, los cuernos de la criatura se extendían sobre la cabeza del ser como un casco parcial.