¡La puerta!

Cuando Lex volvió al pod, notó un pequeño cambio en la configuración. Ahora, en lugar de un líquido cálido, el pod estaba lleno de arena. Al principio dudó en entrar, solo imaginando lo difícil que sería su vida una vez que tuviera arena en su cabello y ropa, pero luego recordó que apenas tenía cabello. Además, su ropa se limpiaba sola...

Ignorando la amargura en su corazón, Lex se subió al pod y se acomodó. Como el líquido, la arena estaba tibia. Pero no era áspera y gruesa ni irritante, y no se metía por todas partes. En cambio, era suave y acogedora.

Sintiendo el abrazo del sueño acercándose, Lex utilizó rápidamente su técnica recién aprendida para evitar usar la adivinación, y se permitió sucumbir. Cerró los ojos y se quedó dormido inmediatamente, soltando un ligero y tierno ronquido.