Lex no preguntó qué tenía ella en mente. Puesto que el tema había llegado claramente a este punto ella hablaría sobre ello, pero él debía mantener su ventaja psicológica. Como un bebé, cualquier pequeña ayuda contaba, especialmente cuando se trataba de un fenómeno desconocido que podría afectar a todo el universo. Técnicamente Vera aún no lo había dicho, pero si incluso el Destino podía fallar, Lex solo podía imaginar que las repercusiones eran grandes.
Además, todavía no tenía una comprensión completa de lo que era el Destino. ¿Era un rango? ¿Era el destino? ¿Era el nombre de una dama de compañía universal? ¿Quién sabía?
Vera no lo hizo esperar mucho.