Los gatos-castor se agruparon todos juntos mientras observaban a Lex descender del cielo, pero al oír su presentación se sobresaltaron. Eso no era sorprendente. Después de todo, Lex se había presentado en todo el reino, por lo que esperaba que todos conocieran al Posadero.
Pero en lugar de contestar su pregunta, los gatos-castor se agruparon y comenzaron a susurrar.
—Teniente Jacob, todavía tienes la oportunidad de redimir tu honor.
—Preferiría caminar por siete encarnaciones de fuego eterno —dijo con firmeza.
Una vez más, un intercambio dramático increíble entre el teniente y el capitán comenzó, todo de alguna manera sin jamás enunciar realmente cuál era el problema. Lex quería ayudar, pero no tenía idea de por dónde empezar.
—Señores, quizá yo pueda ayudar —dijo Lex mientras se subía a la pared con él. Le resultaba divertido que estos gatos-castor pensaran que podían ocultar su conversación susurrando cuando él estaba tan cerca. Tal vez aún no tenían sentido espiritual.