Lex estaba de pie en medio de la nada, lejos de la Posada de Medianoche. Pero, curiosamente, la sensación de control que tenía en la Posada no había desaparecido. Esta era la primera vez que salía del territorio de la Posada desde que había subido de nivel, y solo ahora notaba el cambio.
Dentro de la Posada, era el sistema el que lo empoderaba y le daba control absoluto sobre su entorno. Pero ahora, aunque no tenía control absoluto, sentía que no sería tan difícil manipular el mundo.
Cuando miró el campo de cuerpos sin fin, pudo percibir un extraño patrón una vez más. Era como si la disposición aleatoria de los cuerpos de los difuntos no fuera tan aleatoria y siguiera algún tipo de regla o ley subyacente. Pero una vez más, el patrón era demasiado vago y abstracto para que pudiera comprenderlo por completo.