—Lex cuidadosamente retiró todos los escombros que habían aplastado al hada usando su sentido espiritual, revelando un cuerpo frágil y marchito desprovisto de toda vida. Al ver el estado lamentable en que se encontraba el pequeño cuerpo, Lex no pudo evitar sentir un atisbo de piedad.
—Aunque sabía que sería inútil, Lex sacó una gota de su sangre, convirtiendo la mitad en estado alma, y la dejó caer sobre el cuerpo. La gota de sangre fue absorbida rápidamente, y el cuerpo comenzó a recuperarse a un ritmo visible. Los huesos aplastados se recuperaron rápidamente, la piel se alisó, las alas rotas sanaron y todos los moretones en su cuerpo desaparecieron.