Lex y Luthor se acercaron al enano y posaron sus ojos en la espada. Su hoja era un poco más delgada que las espadas normales, siendo de sólo una pulgada y media de ancho incluso en la base donde era más ancha, con una longitud de 42 pulgadas (106 cm).
Pero esto era sólo una forma vaga de la espada, ya que aún no había tomado su forma final. Aún faltaba añadirle el mango, que sería el hueso de Lex. Como su brazo derecho ya estaba medio quemado, decidió usar su mano y la mitad de su antebrazo para el mango.
—¿Has traído los ingredientes finales? —preguntó Orin, sin cesar en su martillado. No estaba dándole forma a la espada, sino martillando su espíritu en forma, porque por supuesto una espada de este calibre daría a luz a un espíritu propio.
—Sí —dijo Lex—. Tendrás que dar un paso atrás y esconderte detrás de mi cuerpo cuando revele la llama, o quizás no lo logres.