Notoriamente guapo

Luna se despertó sintiéndose sorprendentemente fresca, y con mucha más energía de la que estaba acostumbrada. Por un momento, la falta de debilidad severa la sorprendió, pero luego recordó todo lo que había pasado, y sonrió. Claro, Lex la había encontrado, y lo que siguió fue una aventura salida de un libro de cuentos.

—Buenos días —una voz suave y femenina la saludó, sorprendiéndola. Miró a su alrededor y encontró que a corta distancia, una hermosa dama estaba sentada en una mesa tomando té, acompañada por un joven. No reconoció a ninguno de los dos.

—Mi nombre es Júbilo, aunque mis amigos me llaman Jubi. Soy enfermera. Este es Harry, él es un hechicero. Tu hermano nos invitó a ambos para cuidarte y ayudar a tratarte mientras él busca algunos ingredientes para tu tratamiento.

—Oh. Gracias por su atención —dijo Luna suavemente, y con un sutil toque de formalidad. Frente a Lex volvía a ser su yo infantil, pero con él ausente, una vez más empezaba a retomar su papel de santa.