—Creo que ya he demostrado que no me interesan los tesoros —dijo Lex—. De lo contrario, te habría seguido en el templo. A estas alturas, habrías tenido más que suficiente tiempo para vender, usar o deshacerte del tesoro si lograste encontrarlo a tiempo. Esa era una burbuja temporal, que contenía los tesoros más valiosos de todo el universo. Si ellos no me atrajeron, ¿por qué lo haría cualquier otra cosa? Pero, si te hace sentir mejor, puedo jurar un juramento.
—Tienes un buen punto sobre el templo. Te diré qué haremos. Haremos un acuerdo. Si realmente puedes ayudarme a cumplir mi objetivo, y ten en cuenta que no está exento de peligros, entonces te ayudaré a llegar al centro lo más rápido que pueda —dijo ella.