¿Qué puedes hacer por mí?

En un planeta en particular, Haris estaba, solo, cortando a través de enteros ejércitos de insectos aunque no estaba matando al azar. Alrededor del mundo, encontró pequeños focos de resistencia, aislados de todos los demás, haciendo lo que podían para sobrevivir. Él, una y otra vez, salía solo en la locura de la guerra, sin apoyo y sin nada a lo que recurrir, y los salvaba.

No solo mejoraría las posibilidades de que pasara la prueba de Ventura, sino que le había valido todo tipo de sobrenombres por parte de los espectadores como Héroe Solitario, Caballero en armadura brillante y Caniche. Más importante que eso, le había ganado innumerables regalos y premios. La tasa a la que estaba creciendo en fuerza era ridícula. No era ni siquiera que su reino de Cultivación estuviera haciéndose más fuerte.

No, dentro del mismo reino de Cultivación, su fuerza, la cual creía haber alcanzado su máximo, estaba aumentando exponencialmente.